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miércoles, 1 de abril de 2015

HIMNOS MOZÁRABES POR EL REGRESO DEL CAUDILLO

  
El Ritual hispánico (o mozárabe) de Toledo contiene una serie de oraciones y bendiciones con las que se celebraba en tiempos del reino visigótico la acogida de los monarcas y sus ejércitos al volver de una guerra. Fueron empleadas por última vez el 20 de Mayo de 1939, en la Iglesia de Santa Bárbara en la Villa y Corte de Madrid, tras el Te Deum que presidiera el Azobispo de Madrid; y la Misa pontifical del Arzobispo de Toledo y Cardenal Primado de España, Isidro Gomá y Tomás; con motivo de la victoria del Generalísimo Franco sobre la anticristiana República.
  
El Generalísimo entregó su espada al Cardenal Gomá, tras esta oración: 
«Señor, acepta complacido el esfuerzo de este pueblo, siempre tuyo, que, conmigo, por tu nombre, ha vencido con heroísmo al enemigo de la Verdad en este siglo.
Señor, Dios, en cuyas manos está todo derecho y todo poder, préstame tu asistencia para conducir este pueblo a la plena libertad del Imperio, para gloria tuya y de tu Iglesia.
Señor: que todos los hombres conozcan que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo».
    
A continuación, el Primado le bendijo diciendo: 
«El Señor sea siempre contigo. Que él, de quien procede todo derecho y todo poder, y bajo cuyo imperio están todas las cosas, te bendiga y con amorosa providencia siga protegiéndote, así como al pueblo cuyo régimen te ha sido confiado. Prenda de ello sea la Bendición que te doy en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
    
Y la Schola Cantorum de la Abadía de Santo Domingo de Silos entonó las antífonas siguientes, procedentes del Ritual Hispánico, que se empleaban cuando los reyes volvían victoriosos de la guerra:
  
ANTÍPHONÆ DE SUSCEPTIÓNE DUCIS QUANDO DE VICÍNA LOCA REVERTÍTUR
    
Antiphona: Adnuntiátum est vobis de vestro gáudio et honóre, gavísi sumus de intróitu vestro, quia virum sanctum suscépimus et honéstum ut sit lætítia in loco isto. 
R. Et gaudémus gáudio magno, reddéntes Deo gratiárum actiónes pro vobis. Quia virum sanctum suscépimus et honéstum in loco isto.
  
Antiphona: Benedíctus Dóminus qui diréxit gréssus vestros ad nos, pax vobis et gáudium usque in ætérnum et in sǽculum sǽculi. 
R. Vos estis genus eléctum, regale sacerdótium, gens sancta, pópulus adquisitiónis. Usque in ætérnum et in sǽculum sǽculi.
   
Antiphona: Benedíctus es in civitáte, benedíctus in agro, et benedícte relíquiæ tuæ, benedíctus es ingrédiens et egrédiens. 
R. Benedícat tibi Dóminus ex Sión. Benedíctus es ingrédiens et egrédiens.
   
Antiphona: Desiderábimus vidére advéntum vestrum cum summo gáudio, et vidímus et gavísi sumus, allelúja. 
R. Et gaudémus gaudio magno, et vidímus et gavísi sumus, allelúja.
   
Antiphona: Allelúja, occurrérunt senióres civitátis dicéntes: Pax in introítu vestro, allelúja; pacem nuntiáre venímus Dómino, allelúja; sanctificámini et gaudéte nobíscum, allelúja, allelúja.
   
Antiphona: Sancti omnes ecclésiæ Christi in ósculo sancto salutánt vos, allelúja, allelúja, allelúja.
   
Antiphona: Expectávimus fáciem vestram vidére, allelúja, cum mágno desidério, quia vos estis gáudium nostrum ante Dóminum, allelúja, allelúja.
   
Antiphona: Ecce óstium veritátis vobis apértum est; ingredímini in tabernáculo Dei, allelúja, allelúja. Intráte portas Dómini in confessióne, allelúja, allelúja. 
    
ORATIO DE REGRÉSSU DUCIS DE PRÆLIO
Rex Deus, a quo Régum régitur Regnum, quo gubernánte súblime, quo deserénte fit frágile, fámulo tuo Francisco Franco duci solers moderátor adsíste. Da ei, Dómine, Fídei rectitúdinem firmam, et Legis tuæ custódiam indeféssam. Ita morum honestáte præpólleat, ut tuæ Majestáti compláceat. Ita nunc præsit pópulis, ut coronétur post tránsitum cum eléctis. Quia te jubénte dicímus: Pater noster... (1)
    
BENEDICTIO
V. Omnípotens Deus, qui gressus vestros ad nos redúxit in pace, ánimas vestras perdúcat ad ætérnam hereditátem.
R. Amen.
V. Et qui vos hic redíre fecit cleménter, ad se vos fáciat quandóque perveníre felíciter.
R. Amen. 
V. Ut cui pro redítu vestro hic lácrimas fundítis, ei pro conláto vobis múnere ætérno perénnes grátias perágatis.
R. Amen.
   
ORATIO
Deus, cui subjácent ómnia, cui famulántur cuncta, tempóribus fidelíssimi fámuli tui Francisco Franco ducis concéde pacífica témpora, et amóve cleménter barbárica bella, ut, quem præfecísti tuo pópulo príncipem, te duce in cunctis géntibus obtíneat pacem.
    
ORATIO
Te invocámus, Dómine, précibus nostris esse propítium, qui es Rex regum et Dóminus dominátium, ut ducem nostrum Francisco Franco de sede tuæ Majestátis benígnus aspícias, et cui dedísti súbditiam in regímine plebem, tríbuas étiam in ómnibus tuam facére voluntátem.
    
BENEDICTIO
V. Christus Dóminus preces fidelíssimi fámuli sui Francisco Franco ducis nostri seréno vultu inténdat, et regnum ejus in pace custódiat.
R. Amen.
V. Thrónum ejus justítia firmet et pópulum in pace multíplicet.
R. Amen.
V. Sit in salútem terræ et in defensiónem Pátriæ suæ.
R. Amen.
  
TRADUCCIÓN (Según la invitación oficial a la ceremonia)
   
ANTÍFONAS POR EL REGRESO DEL CAUDILLO
   
Antífona: Se nos anunció vuestro gozo y vuestro honor; nos alegramos de vuestra llegada. Porque hemos recibido un varón bueno y amable(2) para que haya alegría en este lugar.
R.  Y gozamos con gran gozo dando a Dios acciones de gracias por Vos. Porque hemos recibido un varón bueno y amable en este lugar.
   
Antífona: Bendito el Señor que dirigió vuestros pasos hasta nosotros. Para Vos paz y alegría hasta la Eternidad y en los siglos de los siglos.
R. Sois una raza elegida, un sacerdocio real, gente santa, pueblo de elección. Para Vos, paz y alegría hasta la Eternidad y en los siglos de los siglos.
   
Antífona: Bendito eres en la ciudad, bendito en el campo y benditas todas tus huellas. Bendito al entrar y al salir.
R. Bendígate el Señor desde Sión. Bendito al entrar y al salir.
   
Antífona: Hemos deseado ver vuestra llegada con la mayor alegría. La vimos y nos alegramos. Aleluya.
R. Y nos alegramos con gran alegría, Y la vimos y nos alegramos, Aleluya.
  
Antífona: Aleluya. Salieron al encuentro los ancianos de la ciudad, diciendo: Paz a vuestra llegada. Aleluya; venimos a anunciar la paz al Señor. Aleluya. Santificaos y alegraos con nosotros. Aleluya. Aleluya.
   
Antífona: Todos los Santos de la Iglesia de Cristo os saludan con ósculo santo. Aleluya. Aleluya.
  
Antífona: Hemos esperado ver vuestro rostro- Aleluya, con gran deseo, porque Vos sois nuestro gozo ante el Señor Aleluya, Aleluya.
   
Antífona: He aquí que la puerta de la Verdad se os ha abierto. Entrad en el Tabernáculo de Dios. Aleluya, Aleluya; entrad por las puertas del Señor con alabanza. Aleluya. Aleluya.
   
ORACIÓN POR EL REGRESO DEL CAUDILLO DESPUÉS DE LA GUERRA:
Rey Dios, por quien se rige el Reino de los Reyes, bajo cuyo gobierno todo se hace sublime, y en cuya ausencia frágil, asiste como prudente moderador al Caudillo Francisco Franco tu siervo. Dale, señor firme rectitud en la fe y una guarda incansable de Tu ley. Sobresalga por su honestidad de costumbres, de manera que sea agradable a Tu Majestad. Y de tal modo conduzca ahora a sus pueblos que sea coronado con los elegidos después del transito. Porque, según mandato, decimos: Padre nuestro...
 
BENDICIÓN:
V. El Dios omnipotente que trajo a nosotros tus pasos en paz, lleve nuestras almas a la Heredad Eterna. 
R. Así sea.
V. Y El que nos hizo, clemente, volver aquí, nos haga siempre llegar a Él felizmente. 
R. Así sea.
V. Para que a Él, ante quien derramáis aquí lágrimas por vuestro regreso, le deis gracias perennes por el eterno don que nos ha dado. 
R. Así sea.
  
ORACIÓN: 
¡Oh Dios!, a quien todo se somete, a quien todas las cosas sirven, haz que los tiempos de tu fiel siervo el Caudillo Francisco Franco, sean tiempos de paz, y aleja con Tu clemencia las guerras bárbaras. Para que aquel a quien pusiste al frente de tu pueblo, bajo Tu guía tenga paz con todas las naciones.
  
ORACIÓN: 
Te rogamos, ¡oh, Señor! que seas propicio a nuestras preces. Tú que eres Rey de Reyes y Señor de Señores, para que mires benignamente desde el Trono de Tu Majestad a nuestro Caudillo Francisco Franco. Y al que diste un pueblo sujeto a gobierno, le des también hacer en todo Tu voluntad.
 
BENDICIÓN: 
V. Escucha, Cristo Señor, los ruegos de tu fiel siervo, nuestro Caudillo Francisco Franco, con rostro sereno, y que guarde en paz su pueblo. 
R. Así sea.
V. Fortifique su trono la justicia y multiplique en paz su pueblo. 
R. Así sea. 
V. Sirva para salvación a la tierra y para defensa de su Patria. 
R. Así sea.
 
NOTA
(1) El Padre nuestro en la Misa y Oficio hispánico se reza distinto al Romano, excepto en la preparación para la Misa. El sacerdote recita la oración y los ministros (o el coro, en misa solemne) responden según sea el caso, así:
Pater noster, qui es in cœlis:
R. Amen.
 
Sanctificétur nomen tuum:
R. Amen.
 
Advéniat regnum tuum:
R. Amen.
 
Fiat volúntas tua, sicut in cœlo, et in terra.
R. Amen.
 
Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie:
R. Quia Deus es.
 
Et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimittímus debitóribus nostris.
R. Amen.
 
Et ne nos indúcas in tentatiónem:
R. Sed líbera nos a malo.

TRADUCCIÓN
Padre nuestro que estás en los cielos:
R. Amén.
 
Santificado sea el tu Nombre:
R. Amén.
 
Venga a nos el tu Reino:
R. Amén.
 
Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
R. Amén.
 
El pan nuestro de cada día dánosle hoy:
R. Porque tú eres Dios.
 
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
R. Amén.
 
Y no nos dejes caer en la tentación:
R. Mas líbranos del mal.
   
(2) En la invitación oficial a la Ceremonia dice "Varón bueno y amable". Pero si seguimos la literalidad en la traducción, debe ser: "Varón santo".

2 comentarios:

  1. FRANCO SANTO
    Franco fue santo. Indiscutiblemente. Escribo en terminología paulina. La canonización de los santos es un atributo exclusivo del sumo pontífice. Francisco Franco Bahamonde fue un niño muy piadoso, un joven fervoroso -a los 18 años era adorador nocturno-, esposo fidelísimo, padre tierno y alegre, abuelo encantador y cariñoso, militar heroico, (la espada más limpia de Europa, como dijo Pétain). Fue un jefe de Estado católico, apostólico y romano. Las leyes promulgadas durante los cuarenta años de su caudillaje fueron siempre católicas, derivadas muchas del magisterio político y social de la Iglesia. Hoy las democracias actuales son antinaturales y anticatólicas. Franco, en su tiempo secundó siempre criterios y deseos de la Iglesia, actitud laudable en un católico. Cuando algunos tratan de descalificar a Franco por esos criterios, a quien descalifican es a la Iglesia misma. (Monseñor Guerra Campos).

    He leído y oído muchas y gravísimas calumnias contra Franco en plumas y labios de impíos y también píos. Para mí, la última explicación razonable de esas condenas es de orden preternatural, luciferina. Satanás es el padre de la mentira. Y sus hijos mienten y calumnian de día y de noche. El Generalísimo ha sido el Jefe de Estado más alabado y honrado por la jerarquía de la Iglesia Católica -en vida y después de muerto- en todo el siglo XX y en siglos anteriores. Atacar a Franco y a su régimen político es atacar a la Iglesia y su doctrina social y política. Las manifestaciones elogiosas sobre Franco, en vida y después de su muerte, durante decenios por los Papas y los Obispos son tales- por su contenido, su unanimidad y su persistencia que difícilmente se hallará nada comparable en relación con ninguna otra persona en los últimos siglos (Monseñor Guerra Campos).

    Desde su infancia hasta su muerte, Franco fue un extraordinario militante de la Iglesia Católica. Nadie como él defendió los derechos de Dios y de la Iglesia de Cristo. Su historia y sus obras no la podrán tergiversar y cambiar todos los enemigos juntos de Cristo y de la España Católica, fidelísima hija del Papa, tierra de María Santísima. El testamento del Generalísimo es el testimonio impresionante de un hombre santo: Españoles: Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio, pido a Dios que me acoja benigno a su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. AMÉN.

    (Continúa)

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  2. (Sigue) El Cardenal Arzobispo Primado de España, Marcelo González Martín, durante las exequias de Franco en 1975, dijo: Brille la luz del agradecimiento por el inmenso legado de realidades positivas que nos deja este hombre excepcional. Con gratitud que le debemos todos: la sociedad civil (casi pleno empleo contra los cinco millones de parados en democracia) y la Iglesia (treinta mil millones de pesetas en 1973 para levantar Iglesias, seminarios, emisoras de radio etc.). Todo cuanto mañana pueda ser perfeccionado encontrará sus raíces de su desarrollo en lo que se ha estado haciendo ayer y hoy en medio de tantas dificultades.

    Todos los obispos españoles alaban la ejemplaridad de la vida de Franco, su amor a la Iglesia, la inspiración cristiana de su servicio a España. Así lo publicaron en sus Boletines oficiales de sus diócesis. Y la piedad y nobleza de las sencillas gentes de España, canonizó popularmente a Franco, como más tarde canonizó al Beato Juan Pablo II. El desfile de la inmensa muchedumbre ante el cadáver de Franco fue la canonización popular de Franco. Uno tras otro, españoles de todas las clases sociales, sobre todo humildes trabajadores y jóvenes aguardaron a la intemperie largas colas, a veces hasta diez horas, pasaron rosarios y estampas sobre el ataúd y lo besaron. Cuando a las 48 horas el desfile, incesante, hubo de ser interrumpido, había pasado medio millón de personas y eran innumerables las que esperaban (Monseñor Guerra Campos).

    En 1975 muchos obispos apelaron a la intercesión celeste de Franco, lo mismo numerosos visitantes de su tumba. Entre estos, muchos sintieron revivida su fe adormecida. Los monjes del Valle de los Caídos atestiguan el hecho de abundantes conversiones. En 1988 el P. Garrido escribe: Su tumba sigue siendo venerada con gran fervor por grandes multitudes… he sido testigo de cómo su sepulcro es meta de continuas visitas y de oraciones fervorosas, incluso de gratitud por favores recibidos gracias a su intercesión.

    Las manifestaciones laudatorias a Franco de Papas, Cardenales y Obispos antes y después de su muerte; el grito clamoroso silencioso del pueblo español ante su cadáver, reclaman el inicio del proceso de beatificación y canonización del último Jefe de Estado católico, apostólico y romano.

    P. Manuel Martínez Cano, mCR
    28 de Noviembre de 2012


    FUENTE: https://manuelmartinezcano.org/2012/11/28/franco-santo/

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)